El nacionalismo como religión

Una vez elegido el bando, se autoconvence de que este es el más fuerte, y es capaz de aferrarse a esa creencia incluso cuando los hechos lo contradicen abrumadoramente. El nacionalismo es sed de poder mitigada con autoengaño. Todo nacionalista es capaz de incurrir en la deshonestidad más flagrante, pero, al ser consciente de que está al servicio de algo más grande que él mismo, también tiene la certeza inquebrantable de estar en lo cierto”

George Orwell, Notas sobre el nacionalismo

Cuando la religión y el Estado se confunden, irremisiblemente desaparece la libertad”

Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo

Temeroso de lo que sucedía en Europa –y había sucedido en la primera mitad del siglo XX– y que desde este continente se había exportado a Asia y África, Carlton J. H. Hayes escribió un libro destinado a influir entre los cristianos de la década de los años 60 del siglo XX.

Todo cristiano debe anteponer su creencia a su nacionalismo; práctica, esta segunda, a la que no renuncia Hayes pero que sitúa en su contexto. El nacionalismo. Una religión (1960), obra publicada en español en 1966 por la Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana, analiza la conversión en creencia y fe del patriotismo exacerbado con múltiples ejemplos a lo largo de la historia.

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