De lengua materna a lengua propia

““La lengua propia de Cataluña es el catalán”, reza el Estatut, luego el resto son impropias, lo mismo el castellano que el urdu. Da igual que el castellano sea la lengua materna de la mayoría de los catalanes, porque la lengua materna ya no importa, esa pantalla ya la hemos pasado, por utilizar ese lenguaje infantiloide tan en boga. Resulta que la única lengua propia –un concepto que no existe en ningún otro ordenamiento jurídico– de Cataluña es el catalán. Los nacionalistas personifican la nación y la lengua y tienden a despersonalizar al individuo, al ciudadano. A diferencia de la Constitución de 1978, que supera el nacionalismo lingüístico castellanista del franquismo al hablar de las “demás lenguas españolas” en referencia al catalán, el gallego y el euskera, el Estatut no considera recíprocamente el castellano una lengua catalana, precisamente porque ese artículo del Estatut se fundamenta en el dogma del nacionalismo lingüístico en que, por otra parte, se basa la invención del derecho a decidir. “Lengua propia” y “derecho a decidir”, dos conceptos correlativos inventados por los nacionalistas para ajustar la realidad a sus propósitos. No es casualidad que los nacionalistas desechen ahora el concepto de lengua materna, que tanto utilizaron durante la dictadura y la transición, y lo sustituyan por el concepto de lengua propia, mucho más adecuado a su proyecto regresivo de construcción identitaria. Insisten en identificar lengua, nación y Estado. Para ellos, los catalanes somos una nación porque tenemos una única lengua propia, y precisamente porque somos una nación tenemos derecho a constituir un Estado independiente. De la lengua propia al derecho a decidir y tiro porque me toca”.

Ignacio Martín Blanco, politólogo y periodista, en Cuadernos de Pensamiento Político, número 51 (julio 2016)

¿Trilingüismo?

La Generalitat de Cataluña aplica la inmersión lingüística obligatoria en catalán en las escuelas públicas. Un sistema que es de inmersión para los niños castellanoparlantes, pero que es de educación -sin más- para los catalanoparlantes, pues a estos no se les inmersiona en ninguna lengua que no sea la suya propia. Al margen de esta consideración quedan, como no, los niños bilingües, que existen. Doy fe de ello.

Las escuelas privadas, las que quieren, aplican la inmersión lingüística en inglés, francés, alemán o italiano, por ejemplo. Y los colegios concertados -privados que reciben dinero de la Generalitat para mantener el sistema de educación universal- juegan sus cartas: precios más bajos que los privados con ofertas atractivas en servicios, instalaciones, sistema educativo y, también, lingüístico.

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Roberto Augusto: “El nacionalismo es una especie de religión política”

El libro está editado por Laetoli en la colección ¡Vaya timo!

Silencio absoluto. Eso es lo que ha encontrado Roberto Augusto tras la publicación del libro El nacionalismo ¡vaya timo! La obra se publicó el pasado mes de febrero pero no busque referencias al respecto, apenas las encontrará. El libro está escrito desde fuera de las trincheras políticas -“habría tenido más repercusión mediática si lo hubiera hecho desde una posición enconada”-  y, como defiende su autor, profesor en un instituto en Cataluña y doctor de Filosofía, “no defiende intereses partidistas”.

El libro no gustará a nadie de los que defienden posiciones dogmáticas porque intenta analizar el concepto nacionalista desde la filosofía y la teoría. Sin renunciar a los ejemplos y a temas como el de la lengua. Augusto asegura que ha buscado cerrar “un análisis objetivo y profundo” de un tema, el nacionalismo, al que se opone frontalmente desde la racionalidad. Pero, sobre todo, el autor se ha marcado un objetivo con este libro: “Hacer pensar a la gente”.

Es un libro que no le gustará a nadie que esté en las trincheras.

No es un libro de trincheras. Creo que es un libro que tiene un largo recorrido y mi objetivo no es favorecer a un partido o a unos intereses o a una ideología predeterminada, sino analizar de una manera objetiva el fenómeno.

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Daniel Fernández: “Si la cumbre se plantea como un contrato de adhesión es que Mas no está por el pacto fiscal”

El PSC está preparando el proceso de primarias que, por primera vez en Cataluña, será a través de un sistema abierto a la ciudadanía. El objetivo es acercar el partido a las personas y elegir al candidato socialista para la próxima cita electoral, prevista para 2014. Tras el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas, Pere Navarro se hizo con la dirección del partido, sustituyendo a José Montilla, y ha confiado, entre otros, en Daniel Fernández, congresista y secretario de Organización del PSC. Es uno de los máximos responsables de la renovación total del PSC.

Daniel Fernández, el primero por la izquierda, junto a Pere Navarro, Antonio Balmón y Manel Bustos, la cúpula del PSC (foto: PSC).

En una entrevista para LA VOZ DE BARCELONA, Fernández ha explicado la posición del PSC sobre el pacto fiscal propuesto por CiU, también ha defendido la inmersión lingüística, que excluye el español como lengua vehicular en las escuelas de Cataluña, ha abogado por más políticas de izquierdas en Europa, con la esperanza que trae la socialdemocracia encabezada por el francés François Hollande, y el objetivo que se ha marcado el PSC a corto plazo: apoyar a la Generalidad para que salgamos de la crisis lo antes posible.

¿Qué sensación hay en el PSC tras la victoria de François Hollande y lo que esto significa para Europa?

Si la victoria de Hollande sirve, y esperamos que sí, para que la política ideológica de control del déficit sea superada por una política económica mucho más razonable, que es combinar el déficit con políticas de crecimiento, es una buena noticia. Pero no solo para los socialistas, es una buena noticia para cualquier catalán, o español, que sea consciente de que si seguimos por esta vía, la del déficit cero, podemos acabar exhaustos. Tenemos la esperanza de que la victoria de Hollande contribuya a cambiar la política económica en la línea socialdemócrata, que defienden distintos economistas de prestigio y que aplica Obama desde hace varios años (totalmente distinta a la que aplica Angela Merkel)… y que quiere el SPD alemán, que espero juegue un papel muy relevante en Alemania tras las próximas elecciones. Nunca la victoria de un socialista en Francia ha sido tan importante para los intereses de Cataluña y España.

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Unamuno, independentista catalán

Aparece una correspondencia de Miguel de Unamuno a Manuel Azaña. El vasco le escribe al alcalaíno que considera ‘justo’ que Cataluña se convierta en un ‘Estado absolutamente independiente’. Estamos en la Navidad de 1918:

‘Me preparé por lo menos las bases de la reunión de la nación española y la catalana ya que Cataluña  ha de acabar, y muy pronto, por separarse del todo del Reino de España y constituirse en Estado absolutamente independiente.  Justo es, pues, que España pierda ahora Cataluña. Y la perderá, no me cabe duda de que la perderá. La federación no es más que una hoja de parra’.

Estas cartas, que ha adquirido el Ministerio de Cultura y están todas dirigidas (no solo las del filósofo vasco) al que fuera presidente de la II República, se convertirán en el nuevo leitmotiv del nacionalismo catalán. No sería de extrañar, incluso, que Unamuno tuviera una calle en Barcelona (mejorando la actual plaza del extrarradio e igualándolo a su paisano Sabino Arana, bien situado en el barrio alto de la ciudad) y empezaran los honores institucionales. Así se crean lo mitos. Algo más difícil será que se lea al que fuera rector de la Universidad de Salamanca. Y más aún que se estudien su obra y biografía.

Y esto último no se hará -y menos en Cataluña- porque entonces habría que coger el diario de sesiones del Congreso de los Diputados de 1931 y recordar la defensa a ultranza que, uno de los más sabios que ha dado la intelectualidad española, hizo de la oficialidad de la lengua española en Cataluña y, sobre todo, la defensa de la libertad frente a la imposición:

“Señores diputados, el texto del proyecto de Constitución hecho por la Comisión dice: ‘El castellano es el idioma oficial de la República, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconocen a las diferentes provincias o regiones’.

Yo debo confesar que no me di cuenta de qué perjuicio podía haber en que fuera el castellano el idioma oficial de la República (acaso esto es traducción del alemán), e hice una primitiva enmienda, que no era exactamente la que después, al acomodarme al juicio de otros, he firmado. En mi primitiva enmienda decía: ‘El castellano es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tendrá el derecho y el deber de conocerlo, sin que se le pueda imponer ni prohibir el uso de ningún otro’. Pero por una porción de razones vinimos a convenir en la redacción que últimamente se dió a la enmienda, y que es ésta: ‘El español es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tiene el deber de saberlo y el derecho de hablarlo. En cada región se podrá declarar cooficial la Lengua de la mayoría de sus habitantes. A nadie se podrá imponer, sin embargo, el uso de ninguna Lengua regional‘.

Entre estas dos cosas puede haber en la práctica alguna contradicción. Yo confieso que no veo muy claro lo de la cooficialidad, pero hay que transigir. Cooficialidad es tan complejo como cosoberanía; hay ‘cos’ de éstos que son muy peligrosos. Pero al decir ‘A nadie se podrá imponer, sin embargo, el uso de ninguna Lengua regional’, se modifica el texto oficial, porque eso quiere decir que ninguna región podrá imponer, no a los de otras regiones, sino a los mismos de ella, el uso de aquella misma Lengua. Mejor dicho, que si se encuentra un paisano mío, un gallego o un catalán que no quiera que se le imponga el uso de su propia Lengua, tiene derecho a que no se les imponga(Un señor diputado: ¿Y a los notarios?) Dejémonos de eso. Tiene derecho a que no se le imponga. Claro que hay una cosa de convivencia -esto es natural- y de conveniencia; pero esto es distinto; una cosa de imposición. […]”.

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Kapuscinski y las lenguas

Dice Kapuscinski en una de esas entrevistas llevadas a libro que:

“El de la lengua es uno de los problemas crecientes de este mundo. Una de las características del mundo contemporáneo es el aumento de los nacionalismos y de las lenguas que van unidas a ellos. Cada nación, y cada región en el seno de naciones particulares, insiste cada vez más en querer hablar la lengua propia y no la de los otros“.

El problema de las lenguas. Uno de los grandes problemas de la humanidad, desde luego. ¿Por qué no tendremos una sola? Y el periodista que mejor y más conoció África, parece que describe en esas sencillas frases la Cataluña actual. España, en realidad. O Barcelona y Lérida, en particular.

De lo que sucedió cuando entró aire…

Esto es lo que pasa cuando se les cuela una pedagoga en una Comisión de Educación del Parlamento regional de Cataluña. Resulta que llega Inger Enkvist -una experta mundial en pedagogía y políticas educativas comparadas- a la Comisión parlamentaria que tramitó, a primeros de febrero, la aberrante Ley de Educación de Cataluña -esa que ha puesto encima de la mesa, casi 40 años después, la formación del espíritu nacional– y les dice que lo que están haciendo, el proyecto de Ley, no tiene nada que ver ni con la educación, ni con los alumnos, ni con la enseñanza. Pero, claro, ¡qué sabrá esta tal Enkvist de Cataluña, que es, esto último, al fin y al cabo, lo único que le importa a sus señorías regionales! ¿Educación? ¿Quién dijo Educación?

Una sentencia del Supremo que no se cumplirá

Hace un par de semanas sacaba a colación en Tinta Digital la sentencia del Tribunal Supremo (TS) acerca de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Una de las dudas que ha dejado abierta esta decisión jurídica es su aplicación en un sistema de garantías que entremezcla los poderes político y judicial. Así, ahora, otra sentencia del TS tiene toda la pinta de que no se hará efectiva nunca.

El pasado 12 de diciembre de 2008, el TS desestimó (STS 6803/2008 ) el recurso de casación presentado por el Departamento de Educación de la Generalidad de Cataluña contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña del 14 de septiembre de 2004 que, por cierto, hacía referencia a un recurso contencioso-administrativo interpuesto contra una Resolución del Departamento de Educación autonómico de 29 de mayo de 2000; es decir, una justicia de velocidad de vértigo, como pueden comprobar.

Elección entre las lenguas oficiales

La decisión del Supremo, firme y sin recurso posible, ha puesto de manifiesto que, con la legalidad actual vigente, los padres tienen el derecho a elegir la lengua oficial de escolarización de sus hijos en la primera etapa de enseñanza.

El derecho a escoger entre las dos lenguas oficiales de Cataluña, castellano o español y catalán, y hasta que los niños cumplan los 8 años, la primera etapa, parece además una medida razonable. Para que la Consejería de Educación pueda organizar los siguientes cursos escolares, en función de las opciones de los padres, la Justicia ha recordado al departamento que en la hoja de preinscripción se debe preguntar por la lengua habitual de los alumnos.

Incumplimiento de las leyes autonómicas

Desde 2000, como ahora sabemos con sentencia judicial, desde antes todos los que conocemos la escuela en Cataluña, la Generalidad lleva incumpliendo las normas legales en relación a esta materia aprobadas por el Parlamento de Cataluña, sobre todo el artículo 21.2 de la Ley de Política Lingüística (1998) que reza: ‘los niños tienen derecho a recibir la primera enseñanza en su lengua habitual, ya sea esta el catalán o el castellano. La Administración ha de garantizar este derecho y poner los medios para hacerlo efectivo. Los padres o tutores lo pueden ejercer en nombre de sus hijos instando a que se aplique’.

La sentencia del TS obliga a la Administración autonómica a poner en marcha la famosa casilla, para que sepa qué idioma es el más idóneo para el estudio de los niños, en las hojas que en pocas semanas estarán disponibles en los colegios. Obliga y recuerda que es una ley aprobada por el Parlamento autonómico de obligado cumplimiento, como el resto, por supuesto. ¿Qué puede hacer el Supremo si la Generalidad se niega a cumplir la sentencia, como ya ha advertido?

Tinta Digital

‘Público’ y la inmersión lingüística

Una encuesta en Público, el día que se aseguraba en la portada del diario que la Constitución no es la Biblia -los mismos, por cierto, que están cada día enmendando el conjunto de libros canónicos-, ponía de manifiesto la distancia entre la línea editorial del periódico y la realidad social. Entre las preguntas -a 803 personas- que se planteaban, todas de indudable polémica, había una que destacaba por encima del resto por la contundencia de la respuesta obtenida:

Es, como ha dejado escrito Kobol, la respuesta más clara de los entrevistados en relación a las posibles reformas constitucionales. Es la lucha del entrevistado, se supone que fiel reflejo de la sociedad, con el diario que en numerosas ocasiones, desde la primera a la última de sus firmas, ha defendido la inmersión lingüística obligatoria en catalán. Imaginamos que no se volverá a ver escrito en el periódico una frase como esta: “la mayoría de la población está conforme con la inmersión lingüística en Cataluña…”, por el bien de la credibilidad de Público.

Cómo hemos cambiado…

Dejemos que nos recuerde el Perich, gráficamente allá por 1993, cuando todavía el PSC era PSC-PSOE, cómo han cambiado algunos: