Houellebecq y Europa

Coquetea Michel Houellebecq con los nacionalismos respecto a la Unión Europea. Los deseos de independencia de los países “se impondrán a medio y largo plazo”, dice el escritor en XL Semanal, que también incluye en estos empujes a Escocia y Cataluña. Francia es un caso único, admite, y muro para una operativa Europa federal. La Unión Europea está a medio camino, entre una unión de estados y un país federal, más cerca de una confederación que de una unión transnacional. Se cumplan o no los augurios del escritor francés, en Europa tenemos un problema: es incompatible unir si crece la voluntad nacionalista. En esto, Houellebecq tiene razón.

Publicado en "El Mundo", 12 de noviembre de 2017

Publicado en “El Mundo”, 12 de noviembre de 2017

Publicado en "La Vanguardia", 13 de noviembre de 2017

Publicado en “La Vanguardia”, 13 de noviembre de 2017

Polonia y República Checa son los casos extremos (minoritarios y violentos) de nacionalismo con presencia parlamentaria. Pero ahí está Hungría y su gobierno. Y el Brexit y medio Reino Unido. Sin olvidar media Escocia y un tercio de Cataluña. Y el susto de Austria. Y la patita en Alemania. Y los populismos en España e Italia. Con Le Pen en Francia. A los que cabe sumar los movimientos xenófobos del norte. Es necesario que Houellebecq se equivoque.

Ni uno

Dos semanas después, es momento de recordar las palabras que el portavoz del PP catalán en el Parlamento de Cataluña, Alejandro Fernández, pronunció en la estrambótica sesión plenaria del 27 de octubre. Desde el atril, dirigiéndose al entonces todavía presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, y a la bancada de Junts pel Sí:

“Miren, durante cinco años han ela­borado ustedes la lista de supuestos fachas que no admite parangón en la historia de la humanidad. Al principio solo nos incluían a nosotros, pero es que ahora no se salva ni el apuntador: Jordi Évole, facha; Isabel Coixet, facha; Serrat, facha; Sardà, facha; Rabell, facha; Coscubiela, facha; Arrimadas, facha; Iceta, facha; Macron, fa­cha; Merkel, facha; Juncker, facha; Theresa May, facha; Mas-­Colell, ahora facha; Enric Juliana, facha; desde ayer, Santi Vila, facha. (Rumor de voces) Una pregunta, señor Puigdemont: ¿hay alguien en el planeta Tierra o la Vía Láctea, exceptuando ustedes y el señor Nicolás Maduro, que no sea facha? ¿Uno, al menos, uno, al me­nos? (Aplausos) De hecho, usted ayer fue durante tres horas facha y botifler. ¿No le da vergüenza liderar un movimiento político que se basa en señalar y excluir a aquel que expresa la más mínima discrepancia? ¿No le da vergüenza? Porque a mí me la daría”.

Amnistía Internacional, facha; Carme Forcadell, facha…

Las mentiras del “Gobierno legítimo de Cataluña”

ABC, 1 de noviembre de 2017

La Cataluña surrealista…

…acepción tercera. Vía Carles González.

“Reducido a la nada”

ABC, 7 de mayo de 2017

El día después

Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva pronunciaron este martes una conferencia en una de las salas del Parlamento Europeo. La charla -sin preguntas para los periodistas presentes, pese a que la Generalidad se gastó más de 120.000 euros en publicitar el acto en los medios de comunicación- fue convocada por tres eurodiputados independentistas de Cataluña.

Al acto acudieron menos de una veintena de diputados (el Parlamento Europeo tiene 751), a cual más peculiar, y los tres convocantes embarcaron en Barcelona con todos los gastos pagados a unas 165 personas para escuchar a Puigdemont, Junqueras y Romeva, entre los que había alrededor de quince menores de edad y a los que hay que sumar el séquito institucional.

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Companys y Tarradellas

El nacionalismo es mentira. Y el nacionalismo catalán es una gran mentira y un gran mito. Desde los partidos políticos nacionalistas (y por lamentable extensión desde la Generalidad de Cataluña) no se respeta a Lluís Companys y se renuncia a Josep Tarradellas.

De Szeged a Vic

La Unión Europea (UE) no vive sus mejores momentos, es evidente. El brexit (y sus mentiras) es solo la puntilla que en el mejor de los casos nos llevará a una nueva forma de entender la unión de estados europeos. O avanzamos (con las consiguientes renuncias de las naciones y sus gobiernos) o nos quedamos como estamos (con los riesgos de desintegración paulatina y resquebrajamiento de derechos sociales). No hay más opciones. Y para avanzar, que es la apuesta más inteligente a medio y largo plazo en un mundo no ya global sino plano, hay que fijar los cimientos de una UE solidaria, justa, equilibrada y decidida. Solo así se podrá hacer frente a los retos que el fin de las naciones nos planteará. Es decir, hay que alejarse de los populismos locales y de los que afectan a toda Europa. Es triste leer como se aferran al nacionalismo más rancio en Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa. O como triunfan las ideas de los Le Pen en Francia y de Farage en el Reino Unido. Solo nos puede dar vergüenza ajena (europea, eso sí) leer las medidas que el Gobierno de Dinamarca pone en marcha contra ciudadanos que no nacieron en la UE. Es la hora de que nos lo tomemos en serio y poner las bases para que nuestros hijos lleguen a tener el mismo pasaporte que los hijos de los varsovianos. Es la hora de que nos importe lo que sucede en Szeged igual que nos importa lo que sucede en Vic, Monforte de Lemos o Trujillo.

De lengua materna a lengua propia

““La lengua propia de Cataluña es el catalán”, reza el Estatut, luego el resto son impropias, lo mismo el castellano que el urdu. Da igual que el castellano sea la lengua materna de la mayoría de los catalanes, porque la lengua materna ya no importa, esa pantalla ya la hemos pasado, por utilizar ese lenguaje infantiloide tan en boga. Resulta que la única lengua propia –un concepto que no existe en ningún otro ordenamiento jurídico– de Cataluña es el catalán. Los nacionalistas personifican la nación y la lengua y tienden a despersonalizar al individuo, al ciudadano. A diferencia de la Constitución de 1978, que supera el nacionalismo lingüístico castellanista del franquismo al hablar de las “demás lenguas españolas” en referencia al catalán, el gallego y el euskera, el Estatut no considera recíprocamente el castellano una lengua catalana, precisamente porque ese artículo del Estatut se fundamenta en el dogma del nacionalismo lingüístico en que, por otra parte, se basa la invención del derecho a decidir. “Lengua propia” y “derecho a decidir”, dos conceptos correlativos inventados por los nacionalistas para ajustar la realidad a sus propósitos. No es casualidad que los nacionalistas desechen ahora el concepto de lengua materna, que tanto utilizaron durante la dictadura y la transición, y lo sustituyan por el concepto de lengua propia, mucho más adecuado a su proyecto regresivo de construcción identitaria. Insisten en identificar lengua, nación y Estado. Para ellos, los catalanes somos una nación porque tenemos una única lengua propia, y precisamente porque somos una nación tenemos derecho a constituir un Estado independiente. De la lengua propia al derecho a decidir y tiro porque me toca”.

Ignacio Martín Blanco, politólogo y periodista, en Cuadernos de Pensamiento Político, número 51 (julio 2016)

De mentira en mentira

Hoy aparece en las páginas de El Mundo (también en su versión digital) una carta abierta del diputado autonómico del PSC Carles Castillo a Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE en esta región. En la misiva, básicamente, Castillo reprocha a Díaz que ignore la realidad de España, que aquel define como “plurinacional”, y que, escuchando “a algunos compañeros y compañeras socialistas”, cuando hacen “apelaciones a la unidad española” tiene la sensación -el diputado autonómico- de que están “exigiendo vetos, volando puentes, obviando posibles consensos, queriendo imponer una visión de España que, mucho me temo, en Cataluña es cada vez más minoritaria”.

Más allá de este reproche interno elevado al debate público y que no argumenta con datos, lo que cabe destacar de la carta es que, en resumen, es mentira la premisa que utiliza Castillo para cargar contra Díaz. Debo confesar que tengo una enorme simpatía por el diputado autonómico tarraconense, del que no dudo de su sinceridad cuando afirma que rechaza sin ambages la ruptura territorial de España. Pero es mentira que el PSOE haya aceptado y definido en congresos y conferencias la plurinacionalidad de España. Y menos, aún, que así lo defiendan los socialistas en la mencionada Declaración de Granada, de la que ahora se cumplen tres años (6 de julio de 2013).

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Un fuerte laxante

Francesc Valls recoge en una síntesis periodística, publicada hoy en el suplemento Quadern de El País, los fantasmas nacionales que rodean la historia de Cataluña a través de tres obras firmadas por José Álvarez Junco, Gabriel Tortella (y otros) y Jordi Canal. La crítica al nacionalismo catalán desde los hechos y sin complejos se puede hacer (y es necesaria) sin extralimitarse del ámbito de la investigación histórica. En Cataluña, después de tanto tricentenario (1714-2014), absurdo, sin contexto ni base histórica y absorbido por algunas necesidades políticas partidistas actuales, cabe aplaudir la desmitificación que los especialistas en la materia intentan llevar a cabo de invenciones pasadas.

El blanqueo del “España nos roba”

Composición con imágenes de manifiestaciones, lemas y portada de prensa señalando que "España roba a Cataluña".

Composición con imágenes de manifiestaciones, lemas y portada de prensa señalando que “España roba a Cataluña”.

El nacionalismo es, básicamente, una correlación de mentiras entre el poder político de una clase social y la realidad. No hay relación entre la verdad y el ombliguismo. Hace unos días, Carles Puigdemont, presidente de la Generalidad de Cataluña en calidad de testaferro, respondió en una entrevista para La Sexta que no comparte la expresión “España nos roba” porque es “un mantra falso”. Es de agradecer que el representante ordinario del Estado en Cataluña muestre una dosis de realidad, aunque no sabemos si es la continuidad de una gota de sinceridad o una simple jugada estratégica. Sin embargo, es justo recordar el silencio de Puigdemont -cuando no grito cómplice en privado- al vídeo de las juventudes de Convergència -desaparecido de su canal de Youtube, por cierto- que escenificaba el robo que España hacía a Cataluña enmascarado bajo el término de “expolio”. También es de recibo preguntarle al presidente autonómico qué hizo él para desmentir aquella portada de El Punt Avui, la campaña mezquina de propaganda de CiU o la infinidad de manifestaciones de su socio electoral, ERC, sobre la materia, y que la imagen adjunta muestra en toda su expansión. Hay que hacer frente a todo tipo de corruptelas, y el blanqueo, ya sea de dinero o de propuestas/imagen, es prioritario. Explica José Álvarez Junco, hoy en La Razón, que el nacionalismo catalán es, principalmente, “un aprovechamiento de las élites que calculan que construyendo una estructura política propia tendrán mayores beneficios políticos que siendo parte de un Estado soberano”. ¿Quién quiere ser alcalde pudiendo ser jefe de Estado? Pero Álvarez Junco también añade la insoportable realidad sobre la intelectualidad catalana, cómplice por activa (a buen precio) o por pasiva (sin remedio): “Hay intelectuales catalanes que antes eran muy catalanistas y ahora no están con los independentistas. Eso es lo que le ha pasado al nacionalismo vasco siempre, que nunca ha tenido intelectuales de calidad, mientras el catalán, sí. Los mejores intelectuales eran catalanistas. Ahora son catalanistas, pero no independentistas”.

Por sus pactos los conoceréis

El PSC de Castelldefels ha cerrado un pacto de gobierno local con Movem Castelldefels (que incluye a ICV-EUiA), ERC, Castelldefels Sí pot y CiU. Los dos primeros años la alcaldía estará en manos de Movem, y los dos últimos serán para el PSC, en concreto para Maria Miranda, que ha sido elegida como primera secretaria del PSC tras este pacto.

El pacto al que han llegado incluye este punto:

Al mismo tiempo, el PSC de Sant Just Desvern ha firmado un acuerdo de gobierno local con ERC y Movem Sant Just por el que se comprometen a llevar a cabo un programa “con acento independentista”. El alcalde será, durante cuatro años y como lo viene haciendo desde 2004, Josep Perpinyà, líder del PSC en la localidad.

El texto del pacto de gobierno incluye este punto:

Hasta esta fecha, ni Miranda ni Perpinyà han sido desautorizados por la dirección del PSC, ni se les ha pedido públicamente que rectifiquen los acuerdos mencionados. Tampoco el PSOE se ha manifestado sobre este tema.

En defensa de la libertad y la legalidad, y contra el acoso nacionalista

Recientemente, varios partidos políticos nacionalistas catalanes (CiU, ERC, ICV, CUP) participaron activamente en Mataró en un deleznable acto de acoso hacia una familia de la Escuela Pía Santa Anna.

Esta familia simplemente había pedido para sus hijos un modelo educativo en el que hubiera un mayor equilibrio en el número de asignaturas impartidas en las dos lenguas oficiales. El sistema actual excluye sistemáticamente el castellano de las aulas, reduciéndolo al nivel de una lengua extranjera.

Es inadmisible que estos partidos pidan impunemente el desacato de las sentencias y, lo que es peor, que fomenten a través de sus asociaciones afines y subvencionadas con el dinero de todos el acoso y el aislamiento de ésta y otras familias que simplemente reclaman unos derechos pisoteados por la Administración catalana, tratándolos como si fueran unos inadaptados, cuando no unos apestados y enemigos de Cataluña.

¿Sería socialmente admisible una actitud semejante de acoso contra cualquier persona o colectivo que reclamara sus derechos reconocidos por la Constitución y amparados con sentencias judiciales?

¿Se toleraría impunemente en cualquier país de nuestro entorno un desacato reiterado a las sentencias firmes de los Tribunales de Justicia por parte de un organismo oficial?

Es impresentable que un partido como el PSOE, que puede ser alternativa de gobierno, siga aún defendiendo, a través del PSC, la inmersión lingüística forzosa en catalán y la exclusión del castellano, y que se alinee con estos partidos criticando al gobierno de la nación por haber presentado un recurso contra el modelo de inscripción en las escuelas catalanas.

Dicho modelo es a todas luces ilegal, ya que no pregunta a los padres en qué lengua materna y oficial de Cataluña quieren la escolarización de sus hijos en los primeros años de la enseñanza, tal como prevé la ley.

Las diferentes sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), corroboradas por el Tribunal Supremo (TS), obligan a que se imparta, como mínimo, un 25 % de las clases en lengua castellana, incluyendo una asignatura troncal, lo cual no supone ningún ataque contra la lengua catalana, por mucho que así lo quieran vender los políticos nacionalistas que, disfrazados de su habitual victimismo, arremeten de forma antidemocrática y con métodos de presión que rozan el más puro fascismo contra los que no comulgan con su credo.

Las asociaciones y partidos abajo firmantes exigen el cumplimiento de las sentencias que suponen el fin de la inmersión forzosa en catalán, y piden que si el Gobierno de la Generalidad se mantiene firme en la deslealtad institucional y el desacato a las sentencias, les sean retiradas las competencias de educación y que sean devueltas al Gobierno Central

Asociación por la Tolerancia
Asamblea por una Escuela Bilingüe
Agora Socialista
Círculo Balear
Círculo Cívico Valenciano
Foro España Hoy
Galicia Bilingüe
Impulso Ciudadano
Libres e Iguales
Mesa por la Libertad Lingüística
Movimiento Cívic d’Espanya i Catalans
Movimient Cívic 12-0

Ciutadans-Partido de la Ciudadanía (C’s)
Partido Popular de Cataluña (PPC)
Unión Progreso y Democracia (UPyD)
Vox

16 de Mayo de 2015

Sin preguntas, plumilla

Cuando un periodista va a una manifestación o concentración de personas y no encuentra lo que esperaba ver, el plumilla tiene dos opciones: o escribir lo que ve o bien dejar el texto tal y como lo tenía antes de ir a la concentración, pues es cuestión de prejuicios. Lógicamente, cuando ocurre lo segundo, en este caso, el texto se merece un fisking.

[Título] De l’àliga al polo de diumenge [ni hubo águila ni fue en domingo]

[Destacado 1] Darrer intent de normalitzar l’espanyolisme a Catalunya  [toda una declaración de intenciones del… periodista]

[Destacado 2] Tarragona ha viscut aquesta tarda una “festa reivindicativa” que congrega menys de 4.000 persones

Ja es van curar en salut. [¿quién? ¿por qué? ¿de qué?] Tenien clar que congregar massa gent [¿cuánto es mucha gente? ¿quién lo tenía claro?] a Tarragona en la jornada unionista d’aquesta Diada era molt complicat. Van voler evitar la guerra de xifres; però, tot i això, s’esperava més gent a Tarragona [¿quién lo esperaba, el redactor?]. La Guàrdia Urbana —controlada [se refiere a que la policía local depende de la Concejalía de Seguridad Ciudadana, pero la palabra control tiene más carga, claro] per un dels tres regidors del PSC de l’Ajuntament de Tarragona que han assistit a l’acte— han donat per bona la xifra de 7.000 persones, però els comptes no surten. [supongo que ahora vendrá un análisis pormenorizado de las personas que sí estuvieron en el acto] L’amfiteatre de Tarragona, amb una capacitat per a 800 persones s’ha omplert, i ha quedat força gent fora. [¿cuánta gente ha quedado fuera?] No hi havia més de 4.000 persones. [¡ea! ya ven, pedazo de análisis, no son 7.000 personas porque en el anfiteatro caben 800 personas y bastante gente se ha quedado fuera; nada se dice, por supuesto, de la gente que había en la rotonda, epicentro del evento] Però no cal entrar en aquesta guerra de xifres: [entre el redactor y la policía local] a Barcelona amb aquest nombre de gent no haurien pogut omplir ni un dels trams de la V de l’Assemblea. [y en Valdecarros hubiera sido la manifestación más grande de su historia, ¿a qué viene la comparación?].

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Invariable

Gráfico del 'paper': ¿Por qué se han radicalizado los partidos políticos en Cataluña? El sistema de partidos y el auge del soberanismo (1999-2012).

Gráfico del ‘paper’: ¿Por qué se han radicalizado los partidos políticos en Cataluña? El sistema de partidos y el auge del soberanismo (1999-2012).

Este es uno de esos gráficos (extraído del paper de Astrid Barrio y Juan Rodríguez Teruel) que debería tener presente -tatuado en la frente- todo analista político -ya no digamos tertuliano o columnista- antes de escribir y decir cosas como que “Cataluña quiere”, “los catalanes somos” o “Cataluña está cambiando”. La suma de los escaños de CiU+ERC en el Parlamento de Cataluña no ha variado (descontado 1980) prácticamente nada desde 1984, y en caso de hacerlo (la tendencia desde 1992) ha sido a la baja. O, lo que es lo mismo, los partidos independentistas (en su versión rápida o en la opción a fuego lento) tienen la misma representación autonómica, poco más del 50%; pero, eso sí, los colores en esta franja están cambiando de tonalidad, aunque para los representados en azul el resultado no sea el deseado. Las encuestas, además, indican que, en este sentido, no habrá mucho cambio tras la próxima cita electoral, que solo Artur Mas sabe cuándo será. Así, ¿Cataluña está cambiando hacia más secesionismo o es un bluf (otro) más inducido por ciertos medios de comunicación?

Tarradellas y Pujol

En Cataluña, el nacionalismo sigue igual 33 años después…

Carta de Josep Tarradellas al director de 'La Vanguardia' criticando la política nacionalista llevada a cabo por Jordi Pujol.

Carta de Josep Tarradellas al director de ‘La Vanguardia’ criticando la política nacionalista llevada a cabo por Jordi Pujol.

Gysi tiene razón

Gregor Gysi: “Los vascos se preguntan por qué ellos no tienen derecho a convocar un referéndum para decidir si quieren pertenecer a España; los catalanes se preguntan por qué ellos tampoco pueden convocar un referéndum sobre su pertenencia a España; y también los ciudadanos de Crimea. […] Yo mantengo mi opinión: la independencia de Crimea sería una violación del derecho internacional, igual que lo fue la independencia de Kosovo”. Con estas palabras, el portavoz de La Izquierda ha reprochado a Angela Merkel que Alemania apoyara en su momento la secesión unilateral de Kosovo y que, con su decisión -unida, sobre todo, a la de Estados Unidos; sin el respaldo de España-, se abriera la caja de Pandora. Merkel ha señalado que no hay comparación alguna entre Crimea y Kosovo. Tampoco hay comparación entre Cataluña y Escocia. Sin embargo, el caso de Kosovo sí es un precedente a nivel internacional. No en vano es reclamado por los nacionalistas catalanes y por los secesionistas crimeos. La política internacional tiene estas cosas: Rusia, que no reconoce el Estado kosovar, apoya a los independentistas crimeos con el argumento del caso de Kosovo. En estas, Gysi plantea el meollo del debate a nivel supranacional. La coherencia. De momento, el único país que no la ha perdido es… España. Ya no queda ni The New York Times, diario que nada dice de Kosovo y menos aún de Texas.

El nacionalismo como religión

Una vez elegido el bando, se autoconvence de que este es el más fuerte, y es capaz de aferrarse a esa creencia incluso cuando los hechos lo contradicen abrumadoramente. El nacionalismo es sed de poder mitigada con autoengaño. Todo nacionalista es capaz de incurrir en la deshonestidad más flagrante, pero, al ser consciente de que está al servicio de algo más grande que él mismo, también tiene la certeza inquebrantable de estar en lo cierto”

George Orwell, Notas sobre el nacionalismo

Cuando la religión y el Estado se confunden, irremisiblemente desaparece la libertad”

Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo

Temeroso de lo que sucedía en Europa –y había sucedido en la primera mitad del siglo XX– y que desde este continente se había exportado a Asia y África, Carlton J. H. Hayes escribió un libro destinado a influir entre los cristianos de la década de los años 60 del siglo XX.

Todo cristiano debe anteponer su creencia a su nacionalismo; práctica, esta segunda, a la que no renuncia Hayes pero que sitúa en su contexto. El nacionalismo. Una religión (1960), obra publicada en español en 1966 por la Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana, analiza la conversión en creencia y fe del patriotismo exacerbado con múltiples ejemplos a lo largo de la historia.

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¿Dónde está la izquierda en Cataluña?

Para quienes no somos nacional-populistas, la nación es el resultado del quehacer de una sociedad, que tiene que manifestar en su diaria construcción los conflictos que se plantean entre intereses diversos. Nosotros podemos creer en la necesidad de la cohesión social, pero no podemos aceptar esa tramposa apreciación de Cataluña, más estética que cultural, sobre la que se establece la evaporación de los conflictos sociales, que pasan del estado sólido al gaseoso gracias a la renuncia a una cultura obrera, popular y nacional, que ha querido disolverse en una simple “cultura general” que a todos gratifica, que a todos concilia, y que al final a todos representa. En la liquidación de un espacio cultural propio, tan nacional como el de los nacionalistas, en la aceptación de un solo espacio común, se encuentra un grave error de perspectiva. Fragmentar a las clases populares a favor de la unidad del proyecto nacional es una de las expresiones más obvias y lacerantes, incluso observables en las encuestas electorales, que estamos sufriendo en estos tiempos. […] ¿Dónde están los instrumentos de la izquierda para hacer que Cataluña vuelva a ser una sociedad abierta, conflictiva, plural, reticente ante la hipertrofia simbólica, capaz de denunciar el temblor de la falsificación de quien dice firmar nuestros complejos procesos de identificación con la identidad simplificada de su nombre?

Ferran Gallego, en el blog de Joan Ferran