
Libros de una biblioteca pública de Barcelona de la sección de historia / Foto: DTG
La cuestión, en España, no es ya que se lea o no se lea, y si se hace con la suficiente inteligencia como para entender lo que entra por los ojos. El problema es encontrarse, en las bibliotecas públicas populares, a un Buenafuente cualquiera en la estantería dedicada a la historia. Ahí, entre un Iglesias, Reglá, Seco, Kamen, Marías o Menéndez Pidal, por ejemplo. No hace falta empezar por grandes reformas educativas; a lo mejor, quizá, si ordenásemos correctamente los estantes…