20 años

Han pasado 20 años y hay cosas que se recuerdan mejor que si estuvieran sucediendo ahora mismo. Ese quiebro de Caminero a Nadal (y al árbitro), ese cabezazo de Pantic, el Estadio Vicente Calderón el día del partido contra el Albacete y el gol de Simeone, claro. O el 3-5 en Mestalla. El día a día de esa temporada. Un doblete único. Un equipo histórico.

Para que no se nos olvide lo vivido y sufrido, Juan E. Rodríguez Garrido ha escrito un libro maravilloso que recoge la temporada, partido a partido, con sus recuerdos de juventud, mezclado con entrevistas a Antic, Kiko, Pantic y Molina y breves notas de ilustres rojiblancos mediáticos como Rubén Uría o Antonio Ruiz, entre otros. Con un prólogo del entrenador que devolvió la esperanza al Atleti y un epílogo de aquel jugador que se inventó (para los españoles y media Europa) el mister.

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Hijos

“Sí, hay que invertir mucho tiempo en hablar con los hijos, disfrutar, reírte con ellos. Son tus aliados, enseguida nos entendemos con una mirada. Lloramos con sus problemas, nos preocupan sus inquietudes, nos sienta mal cuando les dejan de lado y les enseñamos como siempre hay que acoger a todo el mundo, pues ¡qué mal se siente uno cuando no cuentan con él! Si estás con tus hijos, no debes sentir que estás perdiendo el tiempo. Si pasa, algo va mal, y debes arreglarlo, pues tus hijos son tu pasado más reciente, tu eterno presente y tu inminente futuro. Tú decides”.

Rosa Pich-Aguilera Roca, en Cómo ser feliz con 1, 2, 3… hijos? (Editorial Palabra, 2013)

Jaime de Jaraíz, un clásico del siglo XX

Una llamada por teléfono de Alejandro García Galán trajo la mala nueva a casa de mis progenitores, amigos íntimos, todos, de Jaime de Jaraíz. Luego, tan solo hizo falta una pregunta -¿sabes que se ha muerto Jaime?- para comprobar el profundo dolor que los más allegados sienten en estos momentos.

El único contacto directo que tuve con el artista Jaime de Jaraíz, Jaime García Sánchez era su nombre real, fue un apretón de manos y un breve intercambio de palabras que ni siquiera yo recuerdo, hace más años de los que me puedo imaginar ahora mismo. No así mi familia, con la cual ha mantenido, tanto él como su mujer María Dolores, una excelente relación pese a la distancia que separan Extremadura con Madrid y Barcelona.

Ahora me han recordado, hablando y preguntando por Jaime, que se quedó en el tintero un retrato de mis padres. ¿Cuántos dibujos se habrán desvanecido para siempre? ¿Cuántas sinfonías? ¿Cuántas charlas? Cabe decir que Jaime de Jaraíz era un humanista de los que ya no quedan. No solo era -su obra no morirá- un excelente e innovador pintor, sino que también probó suerte con la música, aunque siempre, desde pequeñito, había compaginado ambas disciplinas, y los últimos años de su vida los dedicó a preparar un libro autobiográfico -menos de mil ejemplares, todos con su firma y sello- que expresa nada más y nada menos el lujo de tener la vida y obra del artista en un volumen.

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“Ya nadie quiere la panadería”

“Ya nadie quiere la panadería”. No es una cuestión de dinero, ni de prestigio, ni de rentabilidad, ni de sociabilidad. Nadie quiere un trabajo tan esclavo como el de un horno de elaboración propia. Sin horarios, sin festivos, sin onanismos. Paradójicamente, produciendo un pan de calidad, a diferencia del habitual en las grandes ciudades. Milagros elabora el pan en Sarria (Lugo) como nadie. Lo hace ella sola, desde que Eliseo se fue para siempre, siendo aún joven para la tarea de la muerte, acción y oficio para la que nadie nunca, en vida, obtiene graduación suficiente. Ella sola con la ayuda de sus hijos en tareas de reparto y apoyo en días festivos y horas intempestivas, en las que la jefa recarga fuerzas para una jornada más.

Milagros no es pobre pues una panadería, la mejor en Sarria, da dinero para vivir con los lujos de un pueblo y las necesidades de una ciudad bien cubiertos. La de ella y la de sus hijos, con un nieto ya y otro en camino, que no les faltó de nada. Y, sin embargo, no encuentra comprador. Ni tan siquiera inquilino que apueste por el negocio, que lo es. Panes miles y empanadas a destajo, especialidades gallegas a todo ritmo que morirán al cruzar la esquina.

“Ya nadie quiere la panadería”, me dijo hace unos días. Hoy hemos comido con ella, con dos de sus hijos y su nieto. De esas comidas de casi cinco horas. Impagables. Ninguno de los cuatro seguirá con el negocio paterno de elaborar el pan y llevarlo a hoteles, albergues, restaurantes y a cualquiera que lo desease y lo pagase a precio de pueblo. Esto, pese a lo que pueda parecer, es una victoria del tándem Eliseo-Milagros, que han vencido siempre juntos al negocio, dejando riqueza a sus vástagos y dándoles a estos una educación y una formación que ya querrían para sí muchos de los fardones homenots de ciudad. El pan de calidad, el mejor, se perderá.

Leyendas urbanas

Sería a finales de los ochenta, sin duda, porque no fue antes de escuchar la cinta del doble en directo ¡A por ellos…! Que son pocos y cobardes. Fue, también sin duda, en casa de Luis Ángel, en Salamanca, en casa de mis tíos. Entonces éramos niños que simulábamos ser adolescentes como nuestros hermanos. Un cigarro a escondidas durante el paseo de Teddy, comernos el mundo en la ficción de la niñez y soñar con todas las chicas -ellas, sí- que pasaban por delante y sabíamos sus nombres.

Escuchar a Loquillo y Trogloditas es recordar aquellos veranos, el tupé de mi primo -por el que murió-, el seiscientos de mi tía, la libertad de los meses entre un curso escolar y otro. Seguramente, habrán sido decenas de noches las que compartí habitación con Luis Ángel, hace ya casi veinte años, y sin embargo, recuerdo perfectamente la noche en la que -yo, asustadísimo por el riesgo a que mis tíos entraran en cualquier momento- cantamos las canciones del Loco y su banda, con un paquete de Lucky Strike sobre la cama: “Ten cuidado con la ceniza, Dani”, y me enseñaba los comics que hacía en sus ratos libres. Era el mejor.

El nuevo vecino ilustre del barrio me ha facilitado el documental Loquillo. Leyenda urbana que no es más que un cóctel de realidad con los ingredientes básicos: Barcelona, música, drogas, relaciones personales y egos, todo muy agitado por Loquillo. En un país normal, probablemente, José María Sanz y Sabino Méndez recibirían, si no lo hubieran hecho ya, premios y reconocimientos públicos por una carrera musical que ha marcado a una generación. En un país normal.

Libros

Hoy ha tocado libros, y muy a gusto:

Legado

Miajadas y los miajadeños ya tienen la Biblioteca Antonio Tercero en el Complejo Cultural Palacio del Obispo Solís. El equipo de Gobierno de la Corporación local (PSOE e IU) se ha volcado en cuerpo y alma para que la Biblioteca sea lo más práctica posible para quien quiera consultar los volúmenes que ella alberga. Miajadas, capital del tomate, centro geográfico de Extremadura, tercera provincia.

Badajoz


Foto con el móvil (DTG) a las 21:02 horas.

Biblioteca Antonio Tercero

Este sábado se inaugura la Biblioteca Antonio Tercero en Miajadas. Desde el alcalde, Antonio Díaz (PSOE), al concejal de Educación y Cultura, Daniel Lemos (IU), pasando por todos y cada uno de los enlaces con y en Barcelona, amigos todos, hay que agradecerles que la biblioteca personal de mi padre esté a buen recaudo en el edificio civil más importante de los miajadeños: el Palacio Obispo Solís. Miajadas, corazón de Extremadura, en el camino de Trujillo a Mérida.

EUROPA PRESS: El Complejo Cultural Palacio Obispo Solís de Miajadas (Cáceres) se inaugura con diversas actividades

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.