Entre los objetivos del PSC debería estar el de recuperar a los votantes que ha ido perdiendo en los últimos años. Tras Pasqual Maragall y José Montilla, Pere Navarro tiró la toalla antes de tiempo acosado -entre otras cosas- por un sector independentista camuflado en el partido y que solo elevó la voz (y el votó) cuando el PSC dejó de tocar poder a nivel autonómico y ERC vampirizaba a CiU. La llegada de Miquel Iceta a la dirección del partido podría, en primer lugar, frenar la caída en votos (que lo son todo en política) y, en segundo lugar, iniciar una recuperación del partido a la centralidad… que falta le hace a Cataluña. Pero no. Iceta tiene en su haber, ya, sin haber pasado por el examen de las urnas en una cita al Parlamento de Cataluña -ahora con 20 escaños, pero las encuestas apuntan entre 10 y 11-, los peores resultados del PSC en unas elecciones municipales (pasando de los 721.476 votos, el 25,13% y siendo la segunda fuerza política, a solo dos puntos de CiU, primera formación política, en 2011; a 530.909 votos, el 17.06% y segunda fuerza pero a menos de un punto de ERC, tercera, en 2015) y, también, en unas elecciones europeas (pasando de los 708.888 votos, el 36% y primera fuerza, en 2009; a los 358.539 votos, el 14,28% y tercera fuerza, en 2014). No parece que existan indicadores que nos recuperen para el PSC. Menos todavía cuando el PSC de Iceta, por decisión de este o porque este no puede imponer su directriz, no tiene ningún problema en pactar ayuntamientos con CiU pero no lo hace con el PP, sin explicar públicamente por qué sí sirve una derecha y no otra. Uno entendería que el PSC solo pactase con formaciones políticas del centro hacia la izquierda, ya sean populistas, como en Barcelona, o independentistas, como en Badalona y Castelldefels. La explicación sería sencilla: solo pactamos con formaciones de izquierdas. Bien. Pero la mentira es absoluta cuando uno descubre los casos de Mataró, Molins de Rei o Vilafranca del Penedés donde la sociovergència ha funcionado a toda máquina. ¡Ni siquiera el PSC ha querido los cuatro años de alcaldía en Castelldefels que el PP le ha ofrecido! Si el marco mental del PSC acaba en el Ebro, jamás recuperará los votos que ha ido perdiendo en los últimos años por dos causas principales: jugar con el secesionismo catalán y aturdimiento de la socialdemocracia europea. ¿De verdad, en estos momentos de desafío independentista, el PSC tiene más en común con CiU, que con el PP catalán? Difícil volver a votar al PSC.