
Portada del libro de Espada, editado por Planeta.
Verano de 1942. En Konstancin (Polonia), una niña de diez años arrastra a un hermano suyo de seis años de edad. Ambos, esqueléticos. Sus padres habían sido exterminados por los nazis. Su pecado, ser judíos. Los dos niños pudieron escapar milagrosamente. Llevaban escondidos un par de semanas, entre la muerte y el hambre. Se acercan a un hombre que descansa en un balneario y le piden algo para comer. La recompensa: tres terrones de azúcar y algunos eslotis. Lo agradecen. Se van. A los pocos minutos, dos disparos. Los cuerpos de los niños yacen convulsivamente, mientras un uniformado se aleja de la escena silbando y acariciando a un perro.
Arcadi Espada firma un nuevo libro de investigación que pone de relieve la historia, sobre todo, de cuatro héroes que convivieron al frente de la embajada española en Budapest durante gran parte de la II Guerra Mundial salvando vidas de las garras de los nazis. Pasajes como el descrito al inicio, durísimo, relatado por el duque de Parcent -otro héroe en tiempos de guerra-, recuerdan la peor etapa de la Europa del siglo XX.