El jueves 12 de mayo de este año tuvo lugar una conferencia-coloquio del presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont (CDC), en Londres, convocada por el think tank Chatham House. Tras su intervención -en inglés- Puigdemont respondió -en catalán- a las preguntas del público. Entre estas, la realizada por Miriam Tey, editora y miembro de la Junta Directiva del Grup de Periodistes Pi i Margall.
Sin embargo, la información por los escasos medios de comunicación que se hicieron eco de la conferencia-coloquio, y que incluyeron el turno de preguntas en sus piezas informativas, ha respondido más a la ya triste estrategia de señalar al adversario político que a la de informar de lo sucedido.
Así, en papel, solo Ara hace mención a la pregunta de Tey. De hecho, es la única mención a las preguntas realizadas. ¿Cómo presenta la cuestión? Como “incidente”, el “único incidente”. Es decir, realizar una pregunta incómoda debe ser poco habitual en Cataluña ya que no hay muchos “incidentes” en la prensa, que leamos todos los días. ¿Se hacen preguntas incómodas o no?
De todas formas, la pieza del diario Ara -firmada por Quim Aranda- queda a años luz del tratamiento informativo realizado por Vilaweb y una sucursal de la página web Directe.cat. El primero le ha dedicado al menos dos piezas a la pregunta de Tey. Una, en la que se transcribe la pregunta de la editora -en inglés- y la respuesta del presidente autonómico -en catalán-, y en la que se califica a Tey como “miembro de Societat Civil Catalana” pese a que se presentó -como queda demostrado en el vídeo- en tanto que “editora de Barcelona” y “catalana”. ParaVilaweb, que no firma ninguna de las dos piezas, la pregunta fue “especialmente dura”.
La segunda pieza de Vilaweb es el claro ejemplo de señalamiento al disidente e intento de desacreditar a la persona para hacer olvidar lo que dice y que el foco se centre en quién lo dijo. Así, menos de ocho horas después de la primera pieza, el diario indica que “la mujer que quiso desacreditar a Puigdemont en Londres fue una polémica alto cargo del Gobierno español, con el PP”. Pero no de un gobierno cualquiera, no; hablamos del gobierno de… ¡2003! Tey fue entonces directora del Instituto de la Mujer.
En la información, además, se señala que Tey es fundadora de Societat Civil Catalana. Pero no figura en la lista de fundadores de esta entidad y sí como miembro de su Junta Directiva. Y, por si no queda suficientemente claro el intento de señalar a la editora, se incluye un totum revolutum con el nombre de Eduardo Zaplana (PP), el título de un libro llamado Todas putas y una entrevista en el digital Crónica Global de hace más de un año.
En esta línea informa una página web llamada Geopolítica.cat (relacionada con la web Directe.cat) que ve necesario introducir el nombre de José María Aznar en el titular, además de las palabras “ataca” y “escaldada” para Tey. El texto de esta web -sin firmar, claro- no tiene nada que ver con el periodismo y se demuestra por frases como “indigestión política grave en el españolismo”, “diplomáticos camuflados” y “disfrazada de sociedad civil, de ciudadana normal y preocupada por la deriva separatista” para hacer referencia a la editora catalana. Por no hablar de la referencia al libro editado por Tey, que bien podría merecer una querella contra la página web. Desde luego, esto no es periodismo. Es otra cosa.
Con estos mimbres no hace falta saltar a Twitter, por ejemplo, para comprobar las formas y métodos que tiene el nacionalismo en Cataluña para entender el pluralismo, la libertad de opinión y, sobre todo, el periodismo. Ahora resultará que las preguntas molestan. ¿Pero no iba de esto el periodismo?
Artículo publicado en la web del Grup de Periodistes Pi i Margall