El blanqueo del “España nos roba”

Composición con imágenes de manifiestaciones, lemas y portada de prensa señalando que "España roba a Cataluña".

Composición con imágenes de manifiestaciones, lemas y portada de prensa señalando que “España roba a Cataluña”.

El nacionalismo es, básicamente, una correlación de mentiras entre el poder político de una clase social y la realidad. No hay relación entre la verdad y el ombliguismo. Hace unos días, Carles Puigdemont, presidente de la Generalidad de Cataluña en calidad de testaferro, respondió en una entrevista para La Sexta que no comparte la expresión “España nos roba” porque es “un mantra falso”. Es de agradecer que el representante ordinario del Estado en Cataluña muestre una dosis de realidad, aunque no sabemos si es la continuidad de una gota de sinceridad o una simple jugada estratégica. Sin embargo, es justo recordar el silencio de Puigdemont -cuando no grito cómplice en privado- al vídeo de las juventudes de Convergència -desaparecido de su canal de Youtube, por cierto- que escenificaba el robo que España hacía a Cataluña enmascarado bajo el término de “expolio”. También es de recibo preguntarle al presidente autonómico qué hizo él para desmentir aquella portada de El Punt Avui, la campaña mezquina de propaganda de CiU o la infinidad de manifestaciones de su socio electoral, ERC, sobre la materia, y que la imagen adjunta muestra en toda su expansión. Hay que hacer frente a todo tipo de corruptelas, y el blanqueo, ya sea de dinero o de propuestas/imagen, es prioritario. Explica José Álvarez Junco, hoy en La Razón, que el nacionalismo catalán es, principalmente, “un aprovechamiento de las élites que calculan que construyendo una estructura política propia tendrán mayores beneficios políticos que siendo parte de un Estado soberano”. ¿Quién quiere ser alcalde pudiendo ser jefe de Estado? Pero Álvarez Junco también añade la insoportable realidad sobre la intelectualidad catalana, cómplice por activa (a buen precio) o por pasiva (sin remedio): “Hay intelectuales catalanes que antes eran muy catalanistas y ahora no están con los independentistas. Eso es lo que le ha pasado al nacionalismo vasco siempre, que nunca ha tenido intelectuales de calidad, mientras el catalán, sí. Los mejores intelectuales eran catalanistas. Ahora son catalanistas, pero no independentistas”.

El síndrome

Que quede claro: Ciudadanos está en contra de la inmersión lingüística obligatoria en Cataluña. Nadie debe dudar de esto. Y dejémoslo dicho también, ya: para Ciudadanos, que se aplique este sistema educativo -pese a lo que han ordenado los tribunales de justicia- no es una línea roja para negociar un posible gobierno en España.

Así lo han señalado, directa o indirectamente, los dirigentes de la formación naranja en las últimas semanas. Carlos Carrizosa, en declaraciones a El País (28 de febrero): “No puedes estar con un mensaje unívoco en cosas que no son prioritarias para la sociedad”. Se refiere a la defensa del bilingüismo en Cataluña. Poco después, en rueda de prensa (domingo, 6 de marzo), el mismo Carrizosa confirmaba que el pacto con el PSOE no toca la inmersión lingüística en las escuelas de Cataluña. Si Ciudadanos quiere crecer, viene a decir la dirección del partido, la formación debe abandonar ciertas posiciones aunque estas sean nucleares y fueran motivo para su fundación a partir de 2005.

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Su vida no acabó 400 años después

Miguel de Cervantes escribió El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en 1605, a la edad de 58 años. Las Novelas ejemplares las publicó en 1613 y dos años después, en 1615, y con 68 años, las comedias y entremeses para teatro y la segunda parte del Quijote. Nada más y nada menos. Su verdadero éxito literario vino tras su muerte y al pasar de los años. Ninguna de las imágenes que corren de Cervantes son verdaderas, como explica el cervantino José Manuel Lucía Megías, en su última obra sobre el insigne escritor; y de su biografía hay atribuciones que no están confirmadas. Puro mito en mucho de Cervantes que hoy damos por hecho. No es hasta 1738 que empiezan a publicarse biografías del alcalaíno y la Real Academia Española no se preocupa por él hasta 35 años después. La primera traducción del Quijote al catalán la encontramos en 1891 publicada en Barcelona, ciudad que alumbra la primera edición de lujo de la obra en 1859. Pese a todo, y pese a los muchos Migueles de Cervantes, este mago de las letras es un buque insignia de la literatura española y, también, de la universal. 400 años han pasado. En el prólogo de su obra póstuma, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional, escrita solo unos días antes de su muerte y publicada un año después, Cervantes se despide: “[…] Mi vida se va acabando, y, al paso de las efeméridas de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida. […] ¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!”. ¡Sigue vivo!