Lo que va de Ut a Demir

¿Por qué la imagen de Nick Ut, tomada en 1972 en Vietnam, sí influyó en el devenir de la historia y la que realizó Nilüfer Demir, el año pasado en las costas turcas, no está cambiando nada? Se debatió de ello, ayer, en unas jornadas organizadas por el Consell de la Informació de Catalunya. Carlos Pérez de Rozas puso la crudeza de la realidad en el trabajo del fotoperiodista (con una emotiva, profesional y espectacular exposición) y Albert Garrido y Elsa González plantearon el cambio de influencia que va de 1972 a 2016. Entonces, una imagen como la de Ut era motivo de decisión política (y no solo de afectación en las conciencias). Ahora, el trabajo comprometido de Demir abrió telediarios y fue portada de la prensa en gran parte del mundo pero el exceso de información (sin tratar) puso sobre la imagen de las costas turcas un sinfín de nuevas fotografías, declaraciones y hechos menores (en su mayor parte sin importancia) que se convirtieron en cómplices involuntarios del olvido de Aylan. Y por lo que murió. El ruido demencial de los tuits no puede tener más valor informativo que la portada de un gran periódico. Entre otras cosas, para evitar lo que hemos perdido por el camino entre 1972 y 2016.

Centro Izquierda Nacional

Somos un proyecto político español inscrito el 29 de junio de 2016 como partido político bajo el nombre de CENTRO IZQUIERDA NACIONAL (CINC).

Nuestro primer objetivo es devolver a los ciudadanos el derecho a recibir una información política objetiva y veraz para que puedan tener criterios libres y bien fundamentados a la hora de otorgar su voto. Buena parte del actual rechazo a la política de muchos ciudadanos proviene de la desconfianza que provocan los políticos por su falta de escrúpulos a la hora de informar a los votantes. Por eso la política no debe practicar el engaño, la mentira, la manipulación de los sentimientos y las conciencias. Creemos en el pensamiento libre, en la fuerza de la verdad, la crítica, la transparencia, la honradez, la sinceridad, la colaboración, la búsqueda del interés y bien comunes. Son valores imprescindibles para acabar con la corrupción económica y moral en la política.

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Companys y Tarradellas

El nacionalismo es mentira. Y el nacionalismo catalán es una gran mentira y un gran mito. Desde los partidos políticos nacionalistas (y por lamentable extensión desde la Generalidad de Cataluña) no se respeta a Lluís Companys y se renuncia a Josep Tarradellas.

Vileza

Ayer se cumplieron 30 años de la elección de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Juan Antonio Samaranch, en tanto que presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), informó al mundo de la decisión a las 13:32 horas del 17 de octubre de 1986. La primera vez (y, hasta la fecha, única) que España viviría una cita de este nivel internacional (deportivo, económico, social y festivo). Sin embargo, 30 años no son nada y la vileza del Ayuntamiento de Barcelona es tal que han decidido borrar la historia. Y olvidar que Barcelona fue, alguna vez, olímpica. Cero actos oficiales, cero recuerdos, cero homenajes. Y en este plan tampoco se quedan cortos las otras dos administraciones que se fotografiaron (raudos) al lado de Pasqual Maragall aquel 17 de octubre. Pese a esto, me parece que Colau y su tropa del Consistorio se han quedado cortos. Puestos a demostrar el cainismo patrio sería más justo que reclamasen (exigieran, en su lenguaje habitual) que el COI retire el honor a la capital catalana y la borre, también, y para siempre, de su lista de ciudades olímpicas. ¿Acaso no tuvo nada que ver el franquista confeso de Samaranch para que Barcelona fuera ciudad mundial en todos los sentidos? A ver si nos vamos a quedar solo con lo bueno de los falangistas catalanes. ¡Nuestros hijos de puta! Colau debería nombrar entidad non grata de la ciudad al COI por haber tenido un presidente como Samaranch. Y, ya puestos, tomar el toro por los cuernos y elevar la queja a todas las instancias internacionales. Aunque, la verdad, ¿por qué no renunciamos a los JJOO, en su momento, en 1986 o acaso no sabíamos el pasado de Samaranch? ¿Y por qué Colau y la CUP no apuestan por borrar todo lo que supusieron unos JJOO para Barcelona? Ha sido llegar al poder y se nos han ablandado.

Globalizaciones

David Rieff. Tres globalizaciones sobre nosotros. La económica, la de la inmigración y la del crimen y la violencia.

Ahora

Carta enviada a los quiosqueros para anunciarles que el 55 es el último número del semanario "Ahora" / DTG

Carta enviada a los quiosqueros para anunciarles que el 55 es el último número del semanario “Ahora” / DTG

Mi quiosquero me entrega el último número del semanario Ahora y me regala la carta que Miguel Ángel Aguilar y Gerardo Domínguez firman (“Estimado Vendedor:”) para anunciar a los intermediarios que el 55 será el último número del papel. “Quédate la carta. No hay espacio para un semanario en papel. Otros caerán”, me dice. Pago los 4,50 euros (3 euros del semanario y 1,50 del Abc) y me voy cabizbajo y derrotado por la realidad. ¿Cuántos lectores se perderán por el camino en la transición al mundo digital? ¿Cuántos proyectos son inviables en papel y no prueban en internet? Sin ir más lejos, un día cualquiera, me esperan, además, El País y El Mundo, en sus versiones de Kiosko y más y Orbyt, respectivamente. Y La Vanguardia y El Periódico en el bar para el café. “Seguimos pensando que los periódicos impresos son la agencia de calificación de la realidad”. Pues eso.

El porqué del PSC

La aritmética parlamentaria surgida tras las elecciones generales del 26J dejó al PSOE como (único) árbitro para formar el próximo gobierno o para determinar si los españoles acudiremos a las terceras elecciones generales en un año.

No hay combinaciones reales que no pasen por una decisión del PSOE. Veamos.

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Manifiesto para la recuperación de la Federación Socialista Catalana (FSC-PSOE)

Julio Villacorta, en el centro, durante la presentación del manifiesto. / DTG

Julio Villacorta, en el centro, durante la presentación del manifiesto. / DTG

En abril de 1977 tuvieron lugar los pactos para que el socialismo catalán presentara una candidatura única a las elecciones generales del 15 de junio de 1977, las primeras de la democracia. La intención de la futura unidad se acordó sobre dos pilares: el primero los principios de naturaleza socialista, y el segundo, las reivindicaciones siempre cambiantes del catalanismo.

Siete meses más tarde, el 16 de noviembre de 1977 dio inicio el XVII Congreso de la Federación Socialista Catalana del PSOE, en el que se debatió este proceso de unificación. Un sector crítico al proceso denunció que la dirección del PSOE en Cataluña había centrado sus esfuerzos en buscar la unidad con el Partit Socialista de Catalunya-Congrés (PSC-C) y en el retorno de Josep Tarradellas como presidente de la Generalitat, dejando en un segundo plano la infinidad de problemas que afectaban a la clase trabajadora.

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El primer día

¿Se agota una obra literaria el primer día que se pone a la venta? Ya nadie lo recuerda. Solo teléfonos (aquí y en China), robots, tabletas digitales o gadgets (y alguna que otra cosa extravagante o solo para coleccionistas) pueden colgar el cartel de completo por venta total. Pasear por la Gran Vía de Madrid es desolador con apenas una isla entre el mar de venta rápida y del esto-quiero-esto-compro. Ni los best sellers o los libros del cotilleo republicano se agotan el primer día. Otros, necesitan comentarios y se compran por morbo. Quizás el mundo digital ayude a la lectura. Ya se verá. Desde luego, permitirá evitar que se cuelgue el cartel de “agotado el primer día” de su puesta a la venta. El libro y el papel, ese binomio objeto de deseo.

Apostar claro para luego pactar

Nadie vivo recuerda nada igual en el PSOE. Un espectáculo lamentable, tenso y barriobajero. Un ambiente conspiranoico. Increíble. Hace una semana, Pedro Sánchez se despertó como secretario general y seguro de que el Comité Federal del sábado sería duro pero con resultado final positivo. No fue así. Dimisiones, insultos, acusaciones de pucherazo, lloros, enfrentamientos… Sánchez dimitió tras perder la votación (que él había propuesto) que le abría la puerta de un congreso extraordinario y unas primarias para ratificarse al frente del PSOE. Ahora toca salvar las siglas y al partido; imprescindible para los ciudadanos y para el buen gobierno. Releer a Ramón Rubial, escuchar a Josep Borrell, alejarse de los frentismos, encontrar puntos en común, resolver el tema gobierno-PP-Rajoy, combinar lo nuevo con la experiencia y, quizás, ordenar el partido empezando por Cataluña, donde se atisba la próxima revolución interna. Es el momento de definir la socialdemocracia española, establecer objetivos reales, no demonizar al centroderecha nacional y a la vez defender el pacto con la derecha nacionalista y no evidenciar bandazos que los votantes no entienden. El PSOE no está muerto pero sí en la UVI tras un trágico viaje a ninguna parte. Toca ser claros y apostar. Luego, negociar y pactar.

De Szeged a Vic

La Unión Europea (UE) no vive sus mejores momentos, es evidente. El brexit (y sus mentiras) es solo la puntilla que en el mejor de los casos nos llevará a una nueva forma de entender la unión de estados europeos. O avanzamos (con las consiguientes renuncias de las naciones y sus gobiernos) o nos quedamos como estamos (con los riesgos de desintegración paulatina y resquebrajamiento de derechos sociales). No hay más opciones. Y para avanzar, que es la apuesta más inteligente a medio y largo plazo en un mundo no ya global sino plano, hay que fijar los cimientos de una UE solidaria, justa, equilibrada y decidida. Solo así se podrá hacer frente a los retos que el fin de las naciones nos planteará. Es decir, hay que alejarse de los populismos locales y de los que afectan a toda Europa. Es triste leer como se aferran al nacionalismo más rancio en Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa. O como triunfan las ideas de los Le Pen en Francia y de Farage en el Reino Unido. Solo nos puede dar vergüenza ajena (europea, eso sí) leer las medidas que el Gobierno de Dinamarca pone en marcha contra ciudadanos que no nacieron en la UE. Es la hora de que nos lo tomemos en serio y poner las bases para que nuestros hijos lleguen a tener el mismo pasaporte que los hijos de los varsovianos. Es la hora de que nos importe lo que sucede en Szeged igual que nos importa lo que sucede en Vic, Monforte de Lemos o Trujillo.